Dentro de ti existen varias voces.

Cada una con su propia perspectiva y deseo.

Algunas te empujan hacia adelante, otras te frenan con miedo.

Unas te dicen “hazlo ya”, y otras susurran “mejor mañana”.

Algunas te recuerdan lo que sueñas, y otras te recuerdan lo que temes.

Muchos caminos te enseñan a apagar tus voces internas: a silenciar la duda, a ignorar el miedo, a reprimir el enojo.

Pero cada una de esas voces tiene algo que enseñarnos.

Apagarlas es también apagar una parte de nosotros que, aunque a veces es inconsciente, guarda una información valiosa.

A veces, detrás de una voz incómoda hay una herida que quiere ser sanada, un límite que necesita ser puesto, o un deseo profundo que no ha sido escuchado.

No se trata de obedecer todas las voces, sino de escucharlas con presencia, de comprender su origen y de decidir, desde la conciencia, qué hacer con lo que nos dicen. Porque toda parte negada termina actuando en la sombra. Y todo lo que se escucha con amor se transforma.

Hoy quiero invitarte a algo distinto: No a silenciar esas voces.

Sino a escucharlas.

A sentarte, simbólicamente, con cada una de ellas.

A darle la palabra al “yo” que quiere algo nuevo, y también al “yo” que quiere quedarse como está. A escuchar al que cree en ti y al que todavía repite lo que otros dijeron sobre ti.

En el camino en el que he sido iniciado, se enseña que no somos un solo “yo” fijo e inmutable, sino una multiplicidad de “yoes”, es decir, varios “yo” dentro de nosotros, que se manifiestan según el momento, la emoción o la circunstancia.

Cada uno con su historia, su origen, su herida, su deseo.

Hay un yo que quiere comerse el mundo.

Otro que tiene miedo de fallar.

Uno que se siente inspirado después de meditar.

Y otro que se deja arrastrar por la rutina.

Estos yoes aparecen y desaparecen a lo largo del día, como actores que se turnan en el escenario de tu mente.

Y si no estás presente y consciente, uno de ellos tomará el control. Sin que tú te des cuenta.

La mayoría de las personas viven sus días siendo arrastradas por estos yoes sin saberlo.

Un día toman decisiones desde el entusiasmo.

Otro, desde el miedo.

Otro, desde la culpa.

Y por eso sus vidas se sienten tan fragmentadas.

Pero tú puedes hacer algo distinto.

Puedes elegir.

Puedes convertirte en el observador consciente que, con compasión, presencia y responsabilidad, discierne en cada momento decisivo cuál es la voz más alineada con quien quieres ser y hacia dónde quieres ir.

Y luego, decide seguirla.

Te cuento un ejemplo:

Llevo varios días entrenando intensamente en el gimnasio y me he sentido con mucha energía y motivado.

Sin embargo, ayer desperté y me quedé cinco minutos en la cama.

Inmediatamente comenzaron los pensamientos:

“No quiero entrenar. Quiero quedarme descansando. Hoy no quiero hacer nada”.

Por poco les hago caso.

Pero, al mismo tiempo, también estaba presente otra voz que decía: “Sí, Nilo. Vamos a entrenar. Tú quieres fortalecer tu cuerpo. Esto es parte de tu compromiso contigo mismo.”

Y así me encontré, entre esas dos voces.

Ambas luchando por tomar el control de mi experiencia.

Entonces, pausé. Respiré y me pregunté con honestidad:

¿Cuál de estas voces está más alineada con la versión de mí que quiero ser, hoy y a partir de ahora?

Y en cuanto tuve claridad, me levanté, me vestí y me fui a entrenar.

Terminó siendo un día genial.

Y me sentí profundamente agradecido de no haber dejado que la voz de la comodidad me convenciera.

Cada decisión que tomas está siendo guiada por una de tus voces internas.

Elegir conscientemente no es fácil.

Implica observarte.

Implica frenar el piloto automático.

Pero es un acto de soberanía interior.

Y lo más hermoso es esto: Cada vez que eliges desde tu yo más elevado, lo fortaleces, y lo conviertes en el líder de tu sistema interno.

El camino consciente requiere usar la consciencia.

Ese es el verdadero trabajo.

Y estamos aquí para hacer ese trabajo.

En cada momento. Día tras día.

Que esta carta te recuerde que tú siempre tienes el poder de elegir qué voz te guiará. Y que, cuando lo haces con amor y con conciencia, estás construyendo la vida que verdaderamente mereces.

Con todo mi amor,